Los de 3º de ESO, no necesitamos máquinas ni trucos para
viajar en el tiempo, nos basta con nuestra clase de Literatura y un museo... Después
de varias semanas investigando y reflexionando juntos sobre el siglo XVII
español y las claves de su pensamiento y la lírica, nos hemos ido de viaje, sí,
sí, de viaje al siglo XVII. Y, os aseguramos que viajar en el tiempo es
agotador, ¡qué bien dormimos ayer!
Ayer, 8 de mayo, fuimos al Museo del Prado para reconocer esos
elementos básicos del pensamiento barroco en algunas de las obras maestras de
este magnífico museo: desde alegorías del “tempus fugit” a ejemplos pictóricos
de paradojas y antítesis.
Así, hemos comprendido que el Barroco fue “el arte de la
dificultad”, el arte que tomó elementos del Renacimiento para reinterpretarlos
desde la complicación, poniendo en juego el ingenio de los autores y del
público, fueran lectores u observadores de obras de arte.
Como investigadores, bien atentos, hemos tenido que aprender
a mirar los cuadros de Velázquez, Ribera, Rubens o Tournier con “gafas
barrocas”, para no dejarnos confundir por el cambio de foco y el claroscuro,
que ilumina intensamente una parte de las escenas, distrayéndonos, obligándonos
a pararnos a pensar para encontrar el auténtico tema del cuadro, que a veces,
está medio oculto en una esquina.
Con esta selección de obras hemos comprobado que el siglo
XVII, fue un tiempo de grandes contrastes: años en los que el rey no reinaba,
porque mandaban los validos, pero sin su firma, ninguna ley se ejecutaba; una
época en que se hacen conscientes de la brevedad de la vida, del desengaño, y
van de la ascética al desenfreno, sabiendo que, en el fondo, todo es vanidad; un
siglo en que las escenas mitológicas se representan como escenas cotidianas, y
Baco se representa en una escena propia de una novela picaresca…
Pero no sólo hemos aprendido de arte barroco, también
vocabulario, a partir de un glosario bastante extenso relacionado con las
claves para entender esta época. Sala a sala, cuadro a cuadro, hemos
comprendido qué significan conceptos tan complejos como “alegoría”, “burocracia”, “tempus fugit”, “dignificación” o “anacronismo”.
Así, entre juegos y observación, hemos compartido una visita
muy interesante, larga y provechosa, porque, aunque hemos vuelto agotados,
ahora comprendemos mucho mejor esta época tan compleja y, sobre todo, hemos
comprobado una vez más cuánto somos capaces de aprender trabajando juntos.
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